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domingo, 21 de diciembre de 2014

Feliz Navidad

¡Hola ! Hace tiempo que no publico nada de manualidades y aunque no es que haya hecho muchas este año si que tengo algo que mostraros. Para navidad en lugar de felicitarla con postales , estos dos últimos años he querido hacerlo a través de pequeñas bolsitas dulces: El año pasado con galletas y bombones y este con chocolatinas. En el primer caso , usé una troqueladora con forma de árbol para hacer las etiquetas y dentro incluí una foto de mis compañeros de clase. Este año con la universidad he estado más liada y usé pinzas de fieltro y cerré las bolsas con cinta decorativa y un cascabel. Espero que os guste el resultado.


“La fuerza de la voluntad”

P.Buck dijo:”No puedes obligarte a ti mismo a sentir lo que no sientes, pero si puedes obligarte a hacer el bien a pesar de lo que sientes”.
Dicen los Cherokees que “hay dos lobos en nuestro interior: uno bueno y el otro malo, el que sobrevive es el que alimentamos”.
Según Manuel Guillén, las personas nacen y mueren con el mismo temperamento, que lo único que se puede modificar con voluntad y hábito es el carácter. Que la voluntad es la capacidad de elegir, que cada persona decidimos como queremos ser con las acciones que hacemos cada día.
Noah nos contó que: “Conocer a las personas por sus acciones es más o menos fácil. Conocerlas por sus intenciones es casi imposible. Las intenciones se esconden detrás de las palabras, los gestos y las acciones.”
Para un guerrero de la luz “fundamentalmente tú has hecho tu vida por lo que no hay que culpar a nadie ni quejarse de nadie ni de nada”.
Einstein decía  que “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Y Confucio, que “si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces estás peor que antes”.
Mahatma Gandhi  creía que "La fuerza no proviene de la capacidad física sino de la voluntad indomable".
Fuerza, voluntad, ahínco, perseverancia, constancia, tener una objetivo, una meta, motivación.
Uno no decide nacer, ni como ser pero si qué hacer con lo que se tiene y/o siente. Al fin y al cabo aunque vivamos en una sociedad cada persona es capitán de su barco, dueña de su destino. Y depende única y exclusivamente de ella. No se puede depositar en lo demás lo que le corresponde a uno. Las riendas de tu vida las tienes tú. Tú eres tu mejor aliado y  a la vez tu peor enemigo.   Y es ahí donde podemos encontrar un problema o una virtud. Tengo la suerte de estar rodeada de personas increíbles “todoterreno “como yo las llamo. Poseen una fuerza increíble y son capaces de hacer tropecientas cosas a la vez. Sacan tiempo de debajo de las piedras, por más adversidades que se les presenten les hacen frente y pueden con todo lo que les echan. Valen mucho como personas y son admirables. Debería tenerlas como ejemplo y seguir sus pasos, sacar de su ejemplo la fuerza necesaria para seguir adelante y comerme el mundo pero no es así. Mis problemas son insignificantes y mi vida no está tan mal en comparación con muchos otros pero aun así no soy capaz de salir adelante. Y como ya he mencionado anteriormente solo nos tenemos a nosotros mismos. Y a mí la imaginación se me está acabado y fuerzas no sé de dónde sacarlas. Con cada año que pasa hay asuntos que no supero y me he atascado. Me he dado cuenta que me creía más de lo que soy y no soy capaz  de saber  por donde coger lo que me ocurre para ir desenredando nudos. Me creía más fuerte, menos mala y no ha sido así.  Y comparto esto con vosotros para deciros que no os rindáis nunca, que si os caéis 10 veces os levantéis 11 y que intentéis no, que consigáis ser personas todoterreno. Sacad voluntad, fuerza. Hay una fábula en la que “Dos ratoncitos cayeron en un cubo de nata; el primer ratón enseguida se rindió y se ahogó, el segundo ratón decidió pelear, y se esforzó tanto que finalmente transformó la nata en mantequilla y consiguió escapar.” Sed el segundo ratón.                                                     

Ataduras: fábula de la Vaca


Un maestro samurai paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio: los habitantes, una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias, rasgadas y sin calzado; la casa, poco más que un cobertizo de madera...


Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: “En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen para sobrevivir? El señor respondió: “amigo mío, nosotros tenemos una vaca que da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.”

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó: “Busca la vaca, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco.”

El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaca era el único medio de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden.

Empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años.

Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos.

Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.

El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaca): “¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?” El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.”


      

Muchos tenemos alguna vaca que nos proporciona algún beneficio para nuestra supervivencia, pero que nos lleva a la rutina y nos hace dependientes de ella. Nuestro mundo se reduce a lo que la vaca nos brinda. Las vacas pueden ser creencias que nos frenan, miedos, que nos llevan a acomodarnos, a estancarnos..
La vaca es un grillete mas, un lastre que nos mantiene cómodos en la zona de confort y que nos dificulta salir de ella para alcanzar lo que realmente queremos. Hay que aclarar la vista y el entendimiento para descubrir cuales son nuestras vacas, sacar fuerzas para romper con lo que nos ata y cambiar la monótona y estática rutina o no se avanzará.
Fuente: http://www.psicologia-estrategica.com/cuentos-para-pensar/la-vaca/ 

sábado, 28 de diciembre de 2013

"El valor de las palabras"

Hoy en día, creo yo, que vivimos en una sociedad en la que se perdieron casi todos los valores, excepto el valor del dinero. Antiguamente, antes de que la gran mayoría de gente supiese leer, escribir, antes de que existiesen contratos firmados.La gente, los mercaderes, los reyes, los señores hacían acuerdos dando su palabra,todo era vinculante, muy firme y se aceptaba. La palabra era de gran valor y no se ponía en duda ni en entredicho. “Te doy mi palabra” era una frase que se tenía que meditar y sopesar antes de decirla. El honor, la reputación de la persona, estaban en juego. No se decían sin tener en cuenta, todo lo que esas palabras acarreaban. Decirlas te comprometía, en cierta manera a cumplir con su significado y no se decían a la ligera.
Hoy en día los “lo siento”,”perdón”, los “te quiero”, “te amo” se dan como los “¡Buenos días”. La gente habla, lo dice, pero en muchos casos estas palabras se han dicho por decir, están vacías, carecen de valor. No se sienten. No significan nada. No te puedes fiar de ellas. Ya no puedes saber si se dicen de verdad o no. 
"Si, te ahorro, puedo ser un bicho raro, pero para mí ‘nos vemos’ es ‘nos vemos’, ‘ te llamo’ es ‘te llamo’, ‘te quiero’ es ‘te quiero’. Si yo digo que voy a estar ahí, sabes que voy a estar ahí. Ahora cuando alguien me dice a mí que va a estar ahí lo dudo, porque se perdió el valor de la palabra. Te pueden fallar total después vienen, te piden perdón, y ya está, así de fácil y pedir perdón no debería tomarse con tanta liviandad" (Camilo Estrella)
No solo los perdones no deberían tomarse con tanta liviandad, lo mismo para el resto de palabras (”perdón”, “te quiero”, ”lo prometo”…) Todo esto está mal. Comprometerse con lo que se dice. Actuar.  Pasar de la palabra al acto, demostrar que se siente lo que se dice. Recuperar el poder de las palabras. Su valor. Eso es lo que hay que hacer.  En mi caso intento regirme por no decir nada que no sienta, ni nada con lo que no me comprometa, (aunque muchas veces resulte difícil).

viernes, 27 de diciembre de 2013

"Llavero gato de fieltro"

En esta ocasión me gustaría compartir un regalo que le hice, hace un par de meses, a una compañera de clase. Mi compañera es fanática de los gatos desde que hace poco mas de un año le regalaran a "Corcho" y con motivo de su cumpleaños, decidí intentar hacer la versión de su gatete en llavero de fieltro. Aquí os dejo el resultado. Para el acabado utilicé maquillaje y lo fijé con laca del pelo. Además, para que no oliese a la laca, le puse un poco de fragancia de caramelo. No esta muy conseguido pero bueno, no deja de ser un gato.

sábado, 26 de octubre de 2013

"El Refugio"

Lo bueno que tiene un refugio es que en él puedes protegerte, pero también dándote ese lugar "seguro" (y no tiene por qué ser físico) te permite resguardarte de los problemas. Te permite esconderte de ellos y hace que no los enfrentes. Solo hay que saber utilizarlo en su justa medida. Es bueno tenerlo como escape siempre y cuando se sopese bien su uso, sus consecuencias y viendo si utilizándolo se hace mas bien que mal. A veces necesitas de dolor para poder aprender la lección. A veces se necesita tocar realmente fondo para resurgir, renacer con más fuerza y mejor. Tae Gong Sil dijo:" Es vergonzoso escapar de tus miedos". No sé si es tan vergonzoso o no, pero no es bueno huir. Claro qué hace falta coraje para enfrentarse a ellos pero solo superándolos, solo mirándolos frente a frente se puede avanzar y no limitar tu mundo. Yo he tomado la mala costumbre de huir siempre, de negarlos y tratar de no verlos.He llegado a reducir mi mundo en gran medida y no se lo aconsejo a nadie porque llegará un momento en el que no te quede espacio ni para respirar. Un momento en el que surgirá algo a lo que no puedas o no quieras enfrentarte y querrás huir como de costumbre, pero no podrás hacerlo porque no te quedará un lugar al que ir y en ese momento ¿Qué harás? Te habrás acostumbrado tanto a reaccionar siempre igual que no sabrás cómo manejarlo. Aprovecha ahora que estás a tiempo de enfrentarte poco a poco a tus miedos, a tus problemas. Ser capaz de romper tu rutina porque si no lo haces y luego se te impone y no te deja otra salida, todo te superará y no sabrás qué hacer. Quizás solo veas un GAME OVER escrito en la pantalla de tu vida.